
Iván Arévalo, chef, en un momento de creatividad hace unos años, se puso el apodo de «Gio» que surge de un juego de traducciones: Iván en ruso es Juan y Juan en Italiano es Giovanny, por lo que pensó que sería un buen apodo para los fogones. Y así empezaron a llamarle siempre los compañeros.
Con este apodo, allá por el año 2016, conoció a Samantha, la otra cara visible de este proyecto, a la que llamaban «Sam» en su entorno mas cercano.
«GioSam» surgió en una cena especial. Entre risas, conversaciones de sueños pendientes, buen vino e increíbles platos para degustar. Allí empezaron a planificar este proyecto tan especial que hoy cobra vida.
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