Semana Santa está a la vuelta de la esquina y el disfrute de la gastronomía es uno de los puntos fuertes en esos días de vacaciones. En muchas festividades nacionales, el disfrutar va acompañado de una receta típica y esta semana tenemos una de las favoritas. Aunque sea típico de esta festividad, se ha vuelto un permanente y las madres (al menos la mía) las hace cuando le apetece. Leche, canela, un toque naranja y pan, hablamos de las torrijas, uno de los grandes manjares nacionales que, bien hecho, lo único que te hace es salivar. ¿Sabes que las de GioSam llevan integrada su tarta de queso?

Nadie sabe acreditar cuando surgieron, ni por qué, lo que sí está claro, es que las primeras recetas aparecen en el 1607 en el libro de cocina de Domingo Hernández de Maceras y en el año 1711 en el libro de Francisco Martínez Motiño. En España, las torrijas comenzaron a adquirir su identidad propia durante la Edad Media. Este período vio la fusión de las tradiciones culinarias de los romanos, los judíos, los cristianos y los musulmanes, cada uno aportando sus propios ingredientes y técnicas a la península. Con el tiempo, las torrijas se convirtieron en más que un mero aprovechamiento del pan sobrante; se transformaron en un símbolo de festividad y celebración,especialmente asociado a la Semana Santa y la Cuaresma. Pero de esto, ya hablamos con mayor detalle más adelante.

GioSam ha decidido hacer una receta en la que la tradición de junta con lo innovador y lo hacen como mejor lo saben, con base en la tarta de queso. Sí, puede sonar extraño, pero algo novedoso y es la forma de darle una vuelta a un concepto que teníamos arraigado en relación con el pan, la naranja y la canela.
Una receta que comienza con pan artesano y, muy importante, con poca miga, que se ejecuta con el cocinado tradicional que conocemos de nuestras madres o nuestras abuelas. El punto diferente es que se le añade una fina crema de tarta de queso por encima y, a muchos les puede sonar extraño e innovador. Nos imaginamos el primer mordisco, en el que se combina la jugosidad de la torrija con la textura de la crema, y se nos cae la baba. Además, el sabor es algo que, estamos seguros, aún no has probado. Bajo un aroma embriagador, su sabor característico muestra matices de canela, mezclado con toques de naranja y que termina con el sabor de la tarta de queso, que aporta ese toque actual.