Madrid, 19 de noviembre de 2021.- Cultura Commodore, nuevo espacio en Madrid que aúna las experiencias culturales y gastronómicas del icónico restaurante Commodore, ha celebrado el Día Mundial de la Mujer Trabajadora con un “Desayuno”, en el que han participado Alejandra Alloza (España Cívica), Laura Arranz (Medialia), Ángeles Caballero (El Confidencial y Onda Cero) y Ana Belén Roy (TVE), y que ha moderado Soraia Durán (Agencia Suite).

Según las participantes, el cambio social ha afectado especialmente a la mujer, que trata de adaptarse a un entorno cada vez más mutable en una sociedad que ha atravesado una pandemia, pero en el que se hace cada vez más necesaria la mirada femenina. Así, han revisado algunos mantras del pensamiento positivo –no tan inocentes–, el riesgo del emprendimiento –que no es igual para todas las mujeres– que contrasta con un deseo cada vez mayor de emprendimiento sin riesgo –los emprendedores “instantáneos” de corto recorrido–, la construcción de “estrellas” mediáticas fugaces, la ambición positiva, la decisión de la maternidad o el edadismo, son algunos de los temas de actualidad que han abordado las participantes del “Desayuno Commodore”.

Emprendedoras en el sistema de medios español

“Esta profesión –refiréndose al periodismo–, tras el revolcón pandémico, se ha convertido en un regateo de intercambio de cromos”, ha comentado Alejandra Alloza, que ha señalado que se está creando un Disney positivo para adultos con respecto al pensamiento positivo, que no es tan inocente: “acaba pareciendo que si una no emprende, no es una buena ciudadana”, ha asegurado citando a los autores de Happycracia: Edgar Cabanas y Eva Illouz.

Para Ana Belén Roy, la palabra “ambiciosa” referida a una mujer está teñida de connotaciones negativas, mientras que en los países anglosajones resulta un término muy positivo, relacionado con el deseo de prosperar laboralmente: “en las empresas, las mujeres van a ser juzgadas y las decisiones de la mujer sobre cualquier aspecto de su vida personal, también”. En este sentido, para Roy las empresas españolas todavía hoy cometen errores muy comunes, como el de escoger equipos de trabajo que consideran que están por debajo de sus superiores y en los que hay mujeres que no pueden subirse al ascensor social. En el caso de las periodistas, lejos del estereotipo o del personaje, del reconocimiento social lefímero, asegura que lo más importante es que su labor sea honesta e informen con objetividad, pero ha de contar con organizaciones que igualan salarialmente a la mujer por abajo.

Medios y mujeres: la exigencia de la audencia

En el caso de Ángeles Caballero, la periodista ha señalado cómo existe una reacción extrema en algunos lectores y en el público en general cuando una mujer periodista escribe sobre terrenos que se supone que pertenecen a los hombres: “la reacción es brutal cuando hablas de política, por ejemplo, porque te metes en el terreno que se supone es exclusivo de los hombres”. Además, ha añadido que la sociedad española es visceral y no quiere periodistas críticas, sino periodistas que les confirmen sus propios prejuicios, personajes que suponen una tentación irresistible: “yo no creo que la sociedad española quiera periodismo crítico, aunque lo necesite”, ha asegurado en relación a lo que ha llamado “lector hooligan”. “He acudido a cubrir actos políticos de la reciente campaña por la presidencia de la Comunidad de Madrid para tratar de ponerme en lugar de gente que parecía que había visto al Mesías o a la Virgen del Rocío”, ha bromeado con respecto al partidismo furbindo de muchos votantes, incapaces de variar su voto.

Por último, Laura Arranz ha recordado que esta sociedad tan polarizada necesita una perspectiva femenina, especialmente en estos tiempos, que arriesgue, innove y planifique: “estamos inmersos en una sociedad de pensamiento polarizado: la gente ya no es capaz de manejar la incertidumbre ni los tiempos y hacen falta más miradas femeninas, constructivas y holísticas”. En este sentido, en las empresas españolas las mujeres aún son observadas y juzgadas con más rigor que los hombres; y que, a partir de una edad, las mujeres no existen, de ahí que sean las más vulnerables en entornos aún machistas. Para Arranz, vivimos en una época en la que todo ha de estar simplificado para “dummies” porque hay cada vez más sectores sociales que denostan el trabajo con esfuerzo y que persiguen el éxito fácil.

En esta nueva etapa, Cultura Commodore, a través de su programa de actividades, renueva así un espacio que fue lugar de encuentro y diálogo cultural, escenario obligado durante décadas en la historia reciente de España.

 

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